jueves, 28 de noviembre de 2013

DESPABÍLENSE POR FAVOR....



Despabílate amor..

"Mírame pronto, antes de que en un descuido me vuelva otro"

Uno de los sueños que guardo en la billetera de todos los deseos es; en algún tiempo volar a Baires, pasar un tiempo sabático, y matricularme en el Instituto de Eliseo Subiela a estudiar cinematografía.
No solo porque mi vida esta hecha de películas, sino porque en el trabajo de este director encuentro muchas claves de mi propio extraño destino.
En Despabílate amor, se ocupa de los reencuentros, un grupo de amigos a quien Ricardo (o Elvis el eléctrico) busca para realizar una reunión de reencuentro, la evocación del pasado esta presente. .
Y la trama corre matizada por esa inmortal poesía del gran Benedetti y una de esas bandas sonoras que no pueden faltar en donde pones la música.
Hay rock de los 60, y ese troesma que fue Leonardo Favio a quien siempre le dedicamos el descorche de una buena botella de Malbec argentino.
El olvido esta lleno de memoria, por eso, uno se encuentra con gente que no ve en años y que son el retrato de nuestros pasos, y de nuestras decisiones, que llevan algo de nuestra esencia que quedo atrás.
No hace mucho me encontré con una dama a la que no veía hace 22 años, recordé su imagen de joven inquieta. Nunca tuvimos nada por esos tiempos, y termine acostándome con la versión ya convertida en señora.
Fue hermoso pero no puedo evitar pensar en lo que quedo atrás, porque el olvido esta lleno de memoria, y porque todos los elefantes se juntan a olvidar, siempre menos uno (*)
La película junta las vidas y los recuerdos de los personajes.
Darío Grandinetti, (Ernesto) siempre en lo suyo dentro del espíritu Subiela.
Qué mas les puedo decir, vean esta película que es un homenaje al amor, la frase final de Ernesto explica que Ricardo fue sabio, porque para el, la vida fue siempre una fiesta, y el pensamiento de Lowen cierra con maestría la idea: Ningún corazón esta totalmente cerrado al amor. Como la Bella Durmiente, puede que este aprisionado por un muro de espinos aparentemente impenetrable, pero algún príncipe o princesa puede atravesar el muro y despertar al corazón dormido.
Cuando esto ocurre, es como un milagro. Imperdible.
Mas aun ahora en que la sociedad nos parece tan enferma.
(*) Mario Benedetti