lunes, 2 de octubre de 2017

ULTIMA PELÍCULA DE ARONOFKY


Quienes conocen el cine de Aronofky saben que sus personajes son obsesos (Pi, la teoría del Caos) o La Fuente ( no la Fuente de la vida, el nombre es La Fuente) o Cisne Negro. 
Sabemos que sus personajes se cuestionan, se exigen, y que muchas veces (en ese intercambio que va desde afuera hacia adentro y viceversa) como en  Réquiem para un sueño, Noé, el genial director nos dispara metralla pura de metafísica elevada. De la que solo se conoce por lecturas sucesivas. 
Que lo entiendan o no,  todos no es su problema. 
El hombre cumple con su cuota ideológica y la originalidad que se le demanda. 
Es por eso que quienes se apresuran a acusar su última película de efectista, derrapan como el mas cándido de los críticos que se quedan pegados a la imagen y no la saben interpretan. 
En Mother, Madre, Jennifer Lawrence manifiesta lo que se asocia con la maternidad animal: la territorialidad que le duele hasta sangrar, (sangra la casa que ella repara con sus manos e inspiración) en lo que es la pura exaltación de la condición maternal. 
Javier Bardem es el esposo, , un escritor, medio en sequía con unos seguidores fanáticos que lo llaman El poeta (ella es la inspiración)
El poeta es el ego, es la necesidad de reconocimiento, y acaso la palabra elevada a lo sagrado.
Sus seguidores son una masa sin pensamiento, una hidra de varias cabezas, unos seres dispuestos al exceso y a la explosión de pasiones que nos ronda a todos, todos los días. 
Los personajes de Harris y Michelle Pfeifer son en su oscuridad opresiva, bastante nítidos, y acaso es fácil reconocerlos,  merodeando sobre cualquier cotidianeidad.

Lo que sigue, es consecuencia de lo externo penetrando con fuerza en lo interno, un desborde de violencia, tan común a estos tiempos, que nos preguntamos si no es hasta necesario ante la exagerada  sobre protección del instinto de la madre. 
Los cuadros finales son monstruosos, parecen pinturas negras de Goya, asediando.
El final es una pregunta, ¿los hechos son un sueño, o el sueño pugna por hacerse realidad?
Aronofky deja harto trabajo pàra el análisis, la película es dura pero constituye,  en lo que va del año, de Baywatch, Hombre araña, y Momias, lo mejor que se ha visto en salas.
No es para todos obviamente, pero es un fresco de un Aronofky siempre interesante. 

jueves, 28 de septiembre de 2017

SUNSET BOULEVARD


Cuando vemos el cine norteamericano actual, y lo comparamos -por ejemplo- con este filme, nos preguntamos a donde se fue el talento de Hollywood.
Sunset Boulevard es una película de vista obligatoria, esta es una meta película
La película comienza con el plano de una acera. La cámara se mueve hasta dejar ver que en el bordillo pone "Sunset Blvd." Comienza a moverse, en un ángulo picado, por sobre el pavimento de Sunset Boulevard, con los títulos de crédito sobreimpresionados. Cuando los títulos de crédito han cesado de aparecer, la cámara se mueve hasta adoptar una angulación normal: aparece una comitiva de motocicletas y coches de la policía. Una voz en off explica que se ha cometido un asesinato en una de las grandes mansiones del bloque 10.000. Mientras la voz continúa hablando, se muestra la llegada de policías y periodistas a la mansión. En la piscina se encuentra el cadáver de un joven. La voz en off explica que es un simple guionista, que "siempre quiso una piscina. Bueno, al final consiguió una. Sólo que el precio resultó ser un poco alto".3​ Hay un fundido y la voz, que es la del propio muerto, empieza a explicar cómo ocurrió todo, en un flashback que se extenderá por la mayor parte de la película. La acción comienza seis meses atrás. La cámara entra por la ventana en el apartamento en el que Joe Gillis, un guionista en horas bajas -el futuro cadáver en la piscina- se encuentra escribiendo a máquina, vestido sólo con un albornoz. Es interrumpido por dos cobradores que traen una orden judicial para llevarse su coche, un Plymouth convertible con matrícula de California 40 R 116, por impago. Gillis se excusa diciendo que lo ha dejado a un amigo para ir a Palm Springs. Los cobradores anuncian que regresarán por el coche al día siguiente al mediodía, y se marchan.
Gillis escribiendo a máquina en su apartamento, al comienzo de la película.
Cuando se van, la voz en off explica: "Bueno, necesitaba unos doscientos noventa dólares, y enseguida o perdería el coche".4​ Gillis va a buscar el automóvil, que ha dejado aparcado donde los cobradores no puedan encontrarlo, y se dirige a los estudios Paramount. Su objetivo es vender un guion sobre béisbol llamado Estafa descubierta (Bases Loaded en el original). Se entrevista con un importante productor llamado Sheldrake (interpretado por el actor Fred Clark), aquejado de úlcera de estómago y que bebe continuamente leche y eructa de vez en cuando, a quien Gillis le explica la historia, proponiendo a Alan Ladd para el papel principal.
Sheldrake llama a Betty Schaefer (Nancy Olson), encargada de revisar los guiones del estudio, quien da una opinión muy negativa sobre el guion de Gillis. Se produce un conato de discusión entre ambos, que es cortado por Sheldrake cuando le pide a Schaefer que se vaya. Al quedarse solos, Gillis suplica a Sheldrake un trabajo, y luego directamente que le preste trescientos dólares. Sheldrake responde con evasivas. Gillis se va entonces al comercio de Schwab's (Schwab's Pharmacy), establecimiento del que afirma que es una combinación de "cafetería, bar y sala de espera".5​ Desde el local hace varias llamadas para intentar que alguien le preste el dinero necesario, sin éxito. Localiza a su representante, que está jugando al golf, y se entrevista con él, pero también se niega a prestarle el dinero. Mientras conduce por Sunset Boulevard de regreso a su apartamento, Gillis se plantea regresar a su pueblo, Dayton, en el estado de Ohio, y a su empleo en un periódico por 35 dólares a la semana.6​ En ese momento es descubierto por los dos cobradores, quienes emprenden su persecución. El coche de Gillis sufre un pinchazo, y el guionista se refugia en un desvío lateral. Sus perseguidores pasan de largo sin verle.
Gillis descubre que se encuentra ante una mansión aparentemente abandonada, con un vasto garaje, en el que decide esconder su automóvil. Mientras inspecciona los alrededores de la mansión, cuya decrepitud le hace pensar en el personaje de Miss Havisham, de la novela de Dickens Grandes esperanzas, escucha que una mujer con gafas oscuras le llama desde detrás de unos visillos, dirigiéndose a él como si le estuviera esperando. Desde la puerta de entrada de la mansión, el mayordomo le hace señas para que entre. Subiendo por una majestuosa escalinata, llega a la habitación donde le espera la mujer. En el centro de la estancia han colocado una especie de catafalco, sobre el que reposa lo que parece un cuerpo cubierto con un lienzo. La mujer da instrucciones a Gillis sobre cómo desea el ataúd: obviamente, tanto ella como su mayordomo lo han confundido con un enterrador. Gillis está estupefacto. Entonces, la mujer descubre el cuerpo, y se ve que se trata del cadáver de un mono.
Gillis dice entonces que no es quien ella cree, y explica cómo ha llegado hasta la mansión. Indignada, ella lo expulsa, pero Gillis la reconoce. Es una antigua estrella de cine mudo, Norma Desmond:
Joe: Usted es Norma Desmond. Salía en las películas mudas. Era usted grande.
Norma: Soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas.7
Cuando averigua que Gillis es guionista, Desmond le muestra el guion que está escribiendo para lo que espera que sea su regreso a la gran pantalla. Está basado en la historia de la bíblica Salomé, la hija de Herodes Filipo, por cuya causa fue ejecutado Juan el Bautista, según el relato bíblico. Desmond espera poder contar con Cecil B. DeMille, con el que ha trabajado anteriormente, como director de la película. La lectura del guion, desacostumbradamente extenso, le lleva a Gillis varias horas. (Durante ese tiempo, llega el verdadero empleado de pompas fúnebres para el entierro del mono). Cuando Gillis le sugiere que sería conveniente que su guion fuera revisado por un escritor profesional, Desmond le ofrece el trabajo, por 500 dólares a la semana. Gillis acepta, y se acuerda que pase esa noche en la mansión, en una habitación que hay sobre el garaje. Esa misma noche, desde su habitación Gillis presencia el ridículamente solemne entierro del mono, que se lleva a cabo en el jardín. Resume su situación con esta frase:
Todo era muy raro, pero vería cosas aún más raras.8
Al despertarse, tras una extraña pesadilla en la que se mezclan elementos del día anterior, escucha música de órgano. Descubre que alguien (después se sabrá que ha sido Max, el mayordomo) ha traído de su apartamento todas sus pertenencias. Cuando va a protestar, Desmond le explica que ha sido por orden suya (también ha pagado los tres meses de alquiler que Gillis debía en su apartamento). Norma Desmond le explica a Gillis que ha decidido que se instale en la mansión mientras trabaja en el guion de Salomé. Aunque a regañadientes, Gillis acepta las condiciones impuestas por Desmond.
Mientras trabaja para adaptar la desmedida extensión del guion escrito por Desmond a un formato susceptible de convertirse en película, Gillis sufre las continuas interferencias de la actriz, que no acepta que se corten escenas en las que ella aparezca. Se pone de relieve la egolatría de la artista, que vive rodeada de cientos de fotografías suyas. Recibe periódicamente decenas de cartas, supuestamente de admiradores, solicitándole fotografías firmadas.
En los momentos de descanso, dos o tres veces a la semana, Mayerling proyecta antiguas películas de Norma Desmond para la actriz y Gillis (de hecho, para la escena en cuestión se utilizaron secuencias de la película La reina Kelly, protagonizada por Gloria Swanson y dirigida por el actor que interpreta a Max von Mayerling, Erich von Stroheim). La actitud que Desmond muestra hacia Gillis durante las proyecciones evidencia que pretende de él algo más que su trabajo como guionista. La revisión de sus antiguas películas le sirve a Norma Desmond como pretexto para disertar sobre la superioridad del cine mudo ("No necesitábamos diálogos. Teníamos rostros"9​) y mostrar su desprecio por los intérpretes del momento (con la excepción de Greta Garbo).
Otra escena de la vida cotidiana en la mansión de Desmond se presenta poco después: las reuniones de Norma con antiguos compañeros actores del cine mudo para jugar al bridge. Estos actores, a los que Gillis llama "estatuas de cera", están interpretados por Buster KeatonAnna Q. Nilsson y H. B. Warner, los tres realmente viejas glorias de la época muda que habían abandonado el cine. Durante la partida, Desmond trata a Gillis como a un criado (le ordena que vacíe el cenicero), y se niega a prestarle ayuda cuando los cobradores, que finalmente han localizado su coche, se presentan para llevárselo con una grúa. Ella le asegura que no necesitará el coche, ya que ella posee ya uno, un Isotta Fraschini hecho a mano que le costó 28.000 dólares.
Los cambios que se están produciendo en la relación entre Gillis y Desmond se ponen de relieve cuando la actriz lleva al guionista de compras para renovar su vestuario. La siguiente escena tiene lugar durante el lluvioso mes de diciembre: como su habitación tiene goteras, Gillis se ve obligado a trasladarse al edificio principal. Es trasladado a la habitación del marido, o, como precisa Max von Mayerling, de los maridos, ya que Norma Desmond se ha casado tres veces. Gillis descubre también que en la mansión no hay cerraduras, ya que la actriz ha intentado varias veces suicidarse. También se da a entender que las cartas de admiradores que recibe la actriz son en realidad enviadas por el fiel Max.
Norma Desmond es rechazada por Gillis.
En la fiesta de Nochevieja organizada por Desmond no hay más que un invitado: Gillis. Ambos bailan mientras una orquesta interpreta tangos, ante la mirada triste y resignada de Max. Cuando Norma le regala a Gillis una pitillera y empieza a hacer planes sobre su futuro en común, el guionista la rechaza, dando a entender que no siente nada por ella. Desmond lo abofetea y corre a su habitación. Gillis abandona la mansión (significativamente, su caro traje de etiqueta, regalo de Desmond, se le engancha en la puerta al salir). Hace auto-stop hasta la casa de su amigo Artie Green, donde en ese momento se celebra una animada fiesta de Nochevieja. Es recibido calurosamente por Green, quien acepta albergarle por una temporada. Green presenta a Gillis a su novia, quien resulta ser Betty Schaefer, la revisora de guiones a la que Gillis ha conocido en la oficina de Sheldrake, al comienzo de la película. Schaefer le comenta a Gillis que ha leído un relato suyo, "Ventanas oscuras", del que le han interesado algunas páginas en las que hay un flashback. Ella le sugiere que trabajen juntos para convertirlo en un guion, al tiempo que él flirtea juguetonamente con ella. Gillis se va a llamar a la mansión para pedir que le envíen su ropa y su máquina de escribir, pero Max le informa de que Norma ha intentado suicidarse cortándose las venas. Gillis huye precipitadamente de casa de Artie Green y acude en taxi a la mansión. Encuentra a Norma tendida en su cama, con vendajes en ambas muñecas. Le pide que actúe de forma sensata, pero ella afirma que volverá a intentar suicidarse. Finalmente, poco después de que la orquesta interprete Auld Lang Syne, al filo de la medianoche, Gillis le desea a Norma "Feliz Año Nuevo, Norma", a lo que ella contesta: "Feliz Año Nuevo, cariño", atrayéndolo hacia sí: queda simbólicamente sellada su reconciliación.
Joe Gillis (William Holden), Artie Green y Betty Schaefer (Nancy Olson) en la fiesta en casa de Green.
En la escena siguiente, Max atiende una llamada. Se trata de Betty Schefer, que ha localizado el teléfono de la mansión (Crest View 5-1733), e intenta localizar al guionista. Max se niega a proporcionarle información. Desmond está tomando el sol junto a la piscina, en la que Gillis está tomando un baño. Norma le ordena a Max que lleve el guion de Salomé, ya revisado por Gillis, a Cecil B. DeMille; según ella, apasionada de la astrología, es el momento perfecto según las cartas astrológicas de ella misma y de DeMille. Gillis se muestra algo escéptico sobre sus posibilidades de éxito, pero no se atreve a contradecir a Norma.
Una noche, cuando regresan a la mansión en el Isotta-Fraschini después de visitar a "una de las estatuas de cera", Desmond descubre que se ha quedado sin cigarrillos. Gillis se ofrece a comprárselos y entra en Schwab's, donde se encuentra con Artie Green y Betty Schaefer. Schaefer le reitera a Gillis su propuesta de trabajar juntos, pero éste le dice que ha dejado de escribir. Cuando regresa junto a Norma, que le espera en el coche, Gillis descubre que ha olvidado los cigarrillos.
De nuevo en la mansión, Norma Desmond actúa para Gillis, ofreciéndole una imitación de una de las célebres bañistas del pionero del cine mudo Mack Sennett, papel en el que Norma recuerda haber actuado junto a actrices como Marie Prevost y Mabel Normand. A continuación, la diva imita a Charles Chaplin. Max interrumpe su actuación para comunicarle que ha llamado la Paramount. Desmond se alegra, porque cree que les interesa su guion, pero uando se entera de que no es el propio DeMille el que llama, le ordena a Max que diga que está muy ocupada. Tres días después, Desmond y Gillis van a encontrarse con DeMille. Llegan con el coche, conducido como siempre por Max, a la puerta principal de los estudios Paramount. Uno de los guardias, que no ha oído jamás el nombre de Norma Desmond, no quiere dejarles pasar sin cita previa, pero Desmond reconoce a otro de los vigilantes, bastante mayor, que la trata con gran deferencia y ordena que se les abran las puertas del estudio. Se dirigen al estudio 18, en el que DeMille está rodando Sansón y Dalila (DeMille aparece interpretándose a sí mismo, y el plató que aparece en Sunset Boulevard es realmente aquel en el que el director rodaba su filme de temática bíblica).
Cecil B. DeMille se despide de Norma Desmond (Gloria Swanson) en los estudios Paramount.
Avisan a Cecil B. DeMille, que en ese momento está dirigiendo la película, de la llegada de Norma Desmond. DeMille aún recuerda con cariño a la actriz, a la que conoció cuando era una jovencita de diecisiete años, y no quiere herir sus sentimientos, aunque el guion le ha parecido lamentable. El director acude a recibir a Desmond a la entrada del estudio. Gillis y Max se quedan esperando en el coche. Al hablar con Norma, DeMille descubre que ella cree que la han llamado de la Paramount porque a él le ha interesado el guion. A DeMille esto le sorprende. Como Norma le dice que quien ha hecho la llamada en nombre del estudio es un tal Gordon Cole, deja sola a la actriz un momento y pide que llamen por teléfono a Cole. Cuando Norma se queda sola, es reconocida por uno de los técnicos de rodaje, apodado "Hog-eye", que apunta un foco hacia ella. Al ser reconocida la actriz, se crea un cierto revuelo en el estudio, y varios de los presentes se acercan a pedirle autógrafos. Entretanto, DeMille habla por teléfono con Gordon Cole y averigua el porqué de las llamadas a Desmond: la Paramount quiere alquilar su Isotta-Fraschini para una película de Bing Crosby. Al regresar junto a la actriz, el director no se atreve a revelarle la verdad, sobre todo cuando Norma se muestra emocionada por encontrarse de nuevo en un estudio. DeMille debe reanudar la filmación de la película y Norma se queda contemplando el rodaje.
Fuera del plató, Joe Gillis ve a Betty Schaefer y se acerca al despacho en el que ésta se encuentra trabajando. Ella le propone que trabajen juntos por las tardes en el guion de "Ventanas oscuras". De paso, le comenta también que Artie, el amigo de Gillis con el que ella va a casarse, está fuera de la ciudad (rodando un western en Arizona). Son interrumpidos por Max von Mayerling, que está haciendo sonar el claxon del coche: acaba de descubrir que a la Paramount no le interesa el guion de Norma Desmond, sino únicamente su coche. Justo entonces, Desmond se despide de DeMille a la puerta del plató: ella sigue convencida de que su proyecto va a realizarse.
Joe Gillis (William Holden) y Betty Schaefer (Nancy Olson) trabajan juntos en la escritura de un guion basado en un relato de Gillis.
Después de ese día, Norma Desmond se somete a una serie de tratamientos de belleza, creyendo que su regreso al cine es inminente. A espaldas de norma, Gillis empieza a salir por las noches para reunirse en el departamento de guiones de los estudios Paramount con Betty Schaefer, con la que está trabajando en un guion inspirado en el relato de Gillis "Ventanas oscuras". Desmond sospecha de estas salidas nocturnas y empieza a sentirse celosa. Gillis y Schaefer se sienten cada vez más atraídos el uno por el otro, y su relación se va haciendo más cercana. Ella le cuenta a él la historia de cómo se operó la nariz para obtener un trabajo como actriz, sin resultado. Una noche, al regresar a la mansión, Gillis se encuentra con Max, que está esperándole. En la conversación entre ambos, el mayordomo le cuenta a Gillis que fue, no sólo el descubridor de Norma y el director de sus primeras películas, sino también su primer marido. Desmond, cada vez más celosa, termina por descubrir en el bolsillo de la chaqueta de Gillis el guion en el que éste está trabajando con Schaefer, significativamente llamado "Historia de amor sin título".
Schaefer le cuenta a Gillis que ha recibido un telegrama de su novio, Artie Green, en el que le dice que vaya a Arizona para allí casarse con él. Sin embargo, Schaefer ya no ama a Artie, sino a Gillis. Se besan por primera vez. Cuando regresa a la mansión, Gillis reflexiona, sintiéndose culpable por no haberle hablado a Schaefer de su relación con Norma Desmond e intentando buscar una salida para la difícil situación en que se encuentra. En ese momento, Gillis oye a Norma telefoneando a Betty Schaefer, haciendo insinuaciones insidiosas sobre él. Gillis la interrumpe, arrebatándole el auricular, e invita a Schaefer a que vaya a la mansión a ver con sus propios ojos qué es lo que ocurre. Norma trata de excusarse ante Gillis por su comportamiento, pidiéndole que no la abandone.
Schaefer llega a la mansión. Gillis la recibe y le explica la verdadera naturaleza de la relación entre la actriz y él. A pesar de todo, ella muestra estar dispuesta a perdonarle si se va con ella en ese momento y rompe con el pasado. Él no acepta, e incluso la anima a casarse con Green, dando a entender que tiene demasiado apego por el bienestar material que le proporciona su relación con Desmond. Schaefer abandona sola la mansión. Desmond piensa que ha salido vencedora; sin embargo, Gillis empieza a hacer las maletas. Angustiada, la actriz llama a Max en su auxilio. Antes de que llegue el mayordomo, amenaza a Gillis con suicidarse si se va, y va en busca de un revólver. En la conversación que mantienen, Gillis termina por revelar el secreto que tanto él como Max le han ocultado a Desmond hasta entonces: que la Paramount no está realmente interesada por su guion.
Tras el crimen, la columnista Hedda Hopper (interpretándose a sí misma) informa a la prensa desde la habitación de Norma Desmond.
Entonces aparece Max. En la escena que sigue, Desmond termina por descubrir que es él quien escribe todas las cartas que le llegan diariamente, y que ella creía que eran de admiradores. Definitivamente enloquecida, no acepta los hechos y no se resigna a la partida de Gillis. Éste baja la escalera, y ella lo persigue blandiendo el revólver. Ya en el jardín, le dispara tres tiros. Gillis, herido de muerte, cae a la piscina. Max corre hacia Desmond, que pronuncia las palabras: "Las estrellas no tienen edad, ¿verdad?".10​ Hay un fundido (es el final del flashback) y se pasa al plano en contrapicado de Gillis flotando en la piscina. La voz en off glosa cínicamente el recorrido de Gillis, diciendo que está "de vuelta a aquella piscina que siempre había deseado tener". El cadáver es rescatado de la piscina y sacado de allí en una camilla, mientras curiosos y medios de comunicación (entre ellos los noticiarios de la Paramount) se aglomeran a la entrada de la mansión. En la planta baja, un policía intenta hacer una llamada, pero se lo impide la columnista de cotilleos Hedda Hopper (que aparece interpretándose a sí misma), quien utiliza la línea para hablar con la redacción de su revista desde la habitación de Norma Desmond.
Los policías hacen preguntas a Desmond, pero ella está completamente enajenada. Alguien menciona que los periodistas han traído cámaras, y la mención de esta palabra hace que la actriz reaccione. En su ofuscación, cree que va a comenzar el rodaje de su película. Ni Max ni la policía la sacan de su error. Las cámaras se encuentran en la planta baja. Caracterizada como Salomé, Desmond aparece en lo alto de la escalinata. Max adopta el papel de director, y le explica a Norma que va a rodar una escena en la escalera del palacio. Las cámaras ruedan mientras la actriz, creyendo interpretar a Salomé, baja solemnemente la escalinata de su mansión. Al llegar abajo, pide permiso a Max (al que ella confunde con DeMille) para decir unas palabras, y explica que se encuentra muy feliz de haber regresado al cine. Al terminar, pronuncia la que es quizá la frase más célebre de la película: "Muy bien, señor DeMille, estoy lista para mi primer plano".11​ Siempre creyéndose en el rodaje de una película, se dirige hacia la cámara. Su imagen se va haciendo borrosa. Fundido en negro.
WIKIPEDIA
Puede verla: 
http://gnula.nu/drama/ver-sunset-boulevard-el-crepusculo-de-los-dioses-1950-online/


jueves, 21 de septiembre de 2017

FICCIÓN Y REALIDAD



En los años 70, los norteamericanos de la industria del cine tomaron la decisión de hacer películas de catástrofes, fue así como nos cayó encima el terremoto con sensurround (sistema de parlantes que te hacía temblar el piso como fiesta chicha regada de cerveza) con Charlton Heston y Ava Gardner. 
El contrabando ideológico de los 70 atacaba la institución del matrimonio. por eso, en la película Heston torneaba a Ava (que era una millonaria manipuladora, hija de su jefe, Lorne Greene) con la Bujold. Luego, tomando de modelo el incendio de la torre de Avianca en Bogota, enaltecieron la figura de los bomberos con Steve Mc Queen (que era heroico hasta cuando iba al baño) y Paul Newman haciendo de arquitecto responsable. Chamberlain, como yerno de Holden era el gran puta. 
Luego vinieron los avionazos, el primero fue Aeropuerto a secas, Lancaster tenía problemas con su mujer y era el Gerente del aeropuerto, Dean Martin era un poco creíble piloto que había embarazado a la flyhostess, y Van Heflin un loquito que toma un seguro y pretende inmolarse con una bomba casera. Al final se vuela encerrado en el baño y hiere a la flyhostess.  
Luego vino Aeropuerto 75 una avioneta choca con un avión al sufrir un infarto el que la manejaba y se baja un pedazo de cabina y a los que conducían el avión. La bizcocha Karen Black es la aeromoza que maneja un trecho la nave y luego Heston (un clásico en las superproducciones) se mete al avión por el hueco que había dejado el choque y logra aterrizar la nave.
La tercera del año 77 es un avión con grandes artistas (todos ya de capa caída) , que cae en el Triángulo de las Bermudas y comienza a hundirse. Trabajan Jack Lemmon, James Stewart y Joseph Cotten. Con el avión (que es inmenso) caen al mar también unas valiosas pinturas que ha comprado el dueño de la compañía. En un momento me preocupan mas las pinturas que los personajes. 

La última del 79, es el Concord que maneja el buen Alain Delon, junto a George Kennedy como copiloto (que en la primera también hace de Joe Patroni pero como mecánico) Robert Wagner se trata de bajar el avión en donde viaja una periodista incómoda, largando misiles. 
Kennedy trabajó en tantas cintas que posiblemente tenga tanta plata como sus parientes fichos.
El caso es que -sin tener un registro de los accidentes aéreos- en esa década, la realidad, en los comienzos de los 80, nos trajo dos avionazos que tenían la marca de la CIA, el de Torrijos y el del presidente ecuatoriano Jaime Roldós. Y en el Perú el General Hoyos Rubio, identificado como uno de los coroneles que impulsó el golpe de Juan Velasco Alvarado, murió trágicamente al estrellarse el helicóptero que lo transportaba cerca a la Cordillera del Cóndor, cuando era Comandante General del Ejército. El piloto en ese accidente fue el mayor EP Alfredo Maúrtua Lándazuri.  
Es así como la ficción ( y más cuando estan mediocre) imita a la mala vida, y como cierto cine sirve de lavado cerebral y hasta como una velada advertencia. 
Por eso,  veamos más cine hispano, muchachos.

lunes, 11 de septiembre de 2017

MATERIAL DE PRIMERA

El gran Marlon Brando dió, hace unos años, una entrevista al periodista Lawrence Grobel de Play Boy.
Brando no dejo títere con cabeza en los diez días que duro la cita en la isla Tetiaroa.
De esta entrevista brotó un libro" Brando por si mismo" y para quienes no tuvieron la oportunidad de leerla, hacemos el esfuerzo de ponerla en sus manos.












lunes, 24 de abril de 2017

¿DIOS, ESCRIBE?

“Al darle un mordisco a una galleta glaseada, por fin tenía la sensación de que todo iba a salir bien. En ocasiones, cuando nos perdemos en el miedo y la desesperación, en la rutina y la constancia, en la desilusión y la tragedia, habría que dar gracias a Dios por las galletas glaseadas de. Y, afortunadamente, incluso cuando no hay galletas aun nos puede reconfortar una mano conocida acariciándonos. O un gesto amable y cariñoso. O un apoyo sutil para respirar la vida. O un abrazo tierno. O unas palabras de consuelo.” 
Mas extraño que la ficción (2006)
Cuando Mario Vargas LLosa escribió un libro sobre nuestro Gabo, desarrollo la inteligente teoría que en cada escritor vivía un deicida que liquidaba a Dios y su mundo, para crear uno muy diferente. 
Mas extraño que la ficción es una película extraordinaria que nos muestra la rutinaria vida de Harold Crick, un monotomo auditor de impuestos que escucha una voz que va relatando su vida. 
La reacción ante el hecho es de una sorpresa que nos muestra el talante actoral de este gran cómico que es Will Ferrell (Elf, The other guys) sobre todo cuando la voz le anuncia que va a morir.
Por sugerencia del Dr Hilbert  (el simpático Dustin Hoffman) Harold cambia sus hábitos, toma de aquí y de allá las pasiones olvidadas, se enamora de Ana Pascal (Maggie Gyllenhaal) y logra encontrar quien escribe su destino: la escritora inglesa en proceso de aridez, Karen Eiffel (una genial Emma Thompson) , celebre en el mundo literario por matar a sus héroes. 
Es un lujo ver una cinta  inteligente y de una postura filosófica clara,  extraña en el cine comercial gringo, tan lleno de cosas absolutamente chatas,que demuestra que si eres capaz de lograr la aceptación total de la vida, te vaya como te vaya,  podrás lograr cambiar las cosas.
Imperdible para quienes busquen mayores motivaciones que filmaciones carentes de argumentos sólidos. 

miércoles, 19 de abril de 2017

ENSAYO SOBRE FE

Silence (2016)

"Puedes mover ríos y montañas pero la naturaleza humana permanece inamovible"

Me resultó extraño que la última película de ese capo que es Martin Scorsese haya pasado casi desapercibida. 
Al verla entiendo, que los purpurados no quieran que se comente la crisis de la fe, que, aunque en el filme se cuenta como una historia muy antigua del buen libro de Endo, también alcanza los ribetes de éstos tiempos tan extremos. 
La película muestra el periplo de fe de Sebastian Rodriguez (Andrew Garfield) quien junto al padre Francisco Garupe (Adam Driver) parte a buscar a su maestro Cristobal de Ferreira (Liam Neesen) a un Japón del siglo XVII en donde se persigue, se condena y se prohíbe el cristianismo en un régimen de represión sumamente duro, amedrentador y torturador. Japón es un pantano dice Ferreira. 
Aquí esta la gran duda de un discernimiento atormentado, La idea lleva a preguntarnos:
¿Apostatar de la fe para salvar vidas es aceptable para la iglesia, o mas aun,  para la fe? 
¿El joven padre Rodriguez en manos de su propio maestro seguirá el rumbo ya trazado por el dolor de su mentor?
La respuesta real esta al final del filme en las manos del cadáver incinerándose del religioso y uno debe aprender a aceptar (con la fe intermitente que a duras penas nos alumbra) que la verdadera fe esta en la casta de los pobres, en los carenciados, en los que sufren la ignominia del mundo. No hay fe en los extraviados de otras clases. 
Y es que el trabajo real esta en la redención del alma de los mas miserables y  de los corruptos porque lo otro es demasiado fácil como para no lograrlo.  
Gran cinta que sumo a lo mejor que he visto en estos meses y que demanda a los seguidores de la obra de Scorsese, una revisión inmediata. 

lunes, 27 de febrero de 2017

BLACK OSCAR



Desde el año pasado cuando la zambocracia puso el grito en el cielo por su ausencia en las nominaciones, se ha venido construyendo una ceremonia como la de ayer en donde el Oscar vuelve a cumplir su rol politiquero y premia por no decir menos, cualquier cosa.
Y digamos que Beast of no nation con la brillante actuación de Idris Elba y Concussion no eran grandes rivales para competir con The revenant o Spotligh. Osea que lo del año pasado es esa clásica victimización por la que cuando un negro pierde frente a un blanco, el zambo pone una cara de puchero que pareciera señalar algo como me robaron por ser negro.
A mi no me gusto La La Land (esta escrito por ahí en mi blog) pero Moonlight me hastió como no me cansan ni las películas con el buen Jackie Chang. Un lío de negros pobres en donde uno no sabe si al niño lo lornean por chico, por flaco, por marica o por negro.
Ese mundo de los negros pobres (real mundo) es insufrible con la gente de color tirada al puterío y al consumo de crack. No redime.
Y no me hablen de Fences en donde Denzel Washington se tira un primer plano inmóvil de 20 minutos hablando cojudeces con otro crolo viejo. Da la impresión de que farfulla un loco.
Es rescatable presentar películas como Hidden figures pero no como Loving que insiste en colocar la negritud como victima de atropellos de la vida real, bajo el lema de basado en una historia verdadera (lo que revela que no se le paga o no se le quiere pagar bien a un buen guionista)
Me resulta extraño el error de Warren Beauty al final y mas aun que se le entregue el premio de los guiones a cualquier zafarrancho de resentimientos.
Un desagravio a Heil Cesar de los Cohen, una divertídisima cinta con gran script que paso desapercibida.
Que le den el Oscar a quien lo merece es el reto pendiente de la Academia, politizada a extremos delirantes y proveedora de figuras mediáticas para la empobrecida galería política yanqui. 

Joder!