Sin dejar de ser una buena película de catástrofe, teniendo en cuenta el buen equipo de fotografía, vestuario, escenografía y demás usos técnicos que bien maneja Cameron, a mi en lo particular nunca me convenció ni la historia de amor dentro del naufragio ni las actuaciones del filme.
Di Caprio parece sobrino de la Winslet, que da la impresión de ganar y perder peso durante el rodaje, sus papeles son predecibles, estereotipados, y hasta los secundarios derrapan en el exceso como Zane y Warner que son malos y odiosos hasta cuando van al baño.
La película la construyen a partir de una de las infinitas búsquedas de tesoros (hay una subcultura que colecciona objetos de este barco en la vida real como reliquias del lado obscuro) en donde aparece una cocha vagabunda y tornera que cuenta su romance con un apendejado dibujante.
La señora en cuestión tiene mas años que el barco hundido pero recuerda con lujo de detalles su amor de paquebote, (que si lo hubiesen hecho pa que flote no se hubiese hundido) con una gran cantidad de gente que viajaban apiñados en las cubiertas inferiores.
El romance entre tanto muerto suena a viejo argumento justificativo y la película se desfasa empeñando como estaba Cameron en mostrarnos la calidad de sus efectos especiales.
La película gano varios de Oscars y fue un taquillazo pero ni así ha podido superar a la absoluta ganadora de todos los tiempos la extraordinaria Ben Hur.
De paso, volví a ver El perfecto asesino de Besson, preciosa película con un Jean Reno genial, una Nataly Portman, linda, chiquitita pero capaz y un Gary Oldman casi lúdico, entre el desatado mal que representa.
Y aunque el guión de Besson nos muestra una cinta con grandes dosis de muertos es innegable la belleza visual de la misma, así como su banda sonora, que al final tiene de fondo, The shape of my heart de Sting. Una inolvidable.
Hace mas de quince años que vi El perfecto asesino y la veo cada vez que la encuentro en Mundocine sin aburrirme y disfrutando de este semi clásico, rara simbiosis de una niña en la orfandad y un asesino analfabeto pero letal.
De eso nos habla: que nadie es a cien por ciento, todos tenemos lados iluminados y lados de sombras.
Titanic, 16 años después, me sigue pareciendo fallida, comercial y hueca, creo que si vamos a hablar de barcos que se hunden pensemos en el Perú, podrido hasta las bodegas (Ribeyro dixit) capitaneados por un Comandante sin carácter que parece enchufado por atrás por el Sargento García, y que si no ha ahogado a la mayoría de sus políticos es porque las heces flotan, los pasajeros somos masoquistas y el mar lo manejan unos cuantos viles poderosos.