Quienes hemos tenido la inmensa fortuna de leer "Los Miserables" de Víctor Hugo y
apreciamos la vigencia y universalidad de esta obra, tan llena de simbología y
talento,(que plantea a través de su argumento un razonamiento sobre el bien y
el mal, sobre la ley, la política, la ética, la justicia y la religión. El
autor confesó que se había inspirado en Vidocq, criminal francés que se redimió
y acabó inaugurando la Policía Nacional francesa, para crear a los dos
protagonistas y que la historia de su país le había inspirado para situar el
contexto histórico)
Nos preguntábamos antes de ver el trabajo de Tom Hooper, si
se podía estar a la altura de tamaña circunstancia. Influencia literaria
aparte, nos parece que la película derrapa en su propia tragedia convirtiendo
el músical en una especie de opera rapera. Los registros vocales de los actores son muy
variados, el de Crowe, es mejor que el de Jackman, el de la Hathaway al de los dos
y el de la Borman y Cohen supera con amplitud el de todos, en este esfuerzo de
vestuario, fotografía, y en su tanteo poético cuando se presentan las tomas de
las barricadas.
A mí, que soy un furioso dilectante de los musicales me sonó
pésimo el escuchar ese Master in the house para presentar el dueto de hostaleros
tramposos, el matrimonio Thenardier.
El papel de Frantine le ha segurado el oscar secundario a
Ann Hathaway. Es una fija, imperdible, que ya se llevo el globo de oro y el
premio SAG. Además del reconocimiento de la crítica.
Voy a abstenerme de decir si me gusto o no, en aras de que
al ver esta película se interesen en leer una novela que aun late en nuestros
corazones, y porque además después de verla no pude evitar desear ver Horizontes
de Grandeza, cinta que he recomendado toda mi vida.
En este filme, Gregory Peck es James Mccay, un citadino del
este que llega al viejo Oeste a casarse con la hija del ranchero mas poderoso
del estado. Gregory Peck es un caballero distinguido, mundano e inteligente (el
rostrolo ayuda porque este hombre siempre tuvo cara de inteligente) y no se va
a poner a competir con los resentidos y desconfiados pueblerinos que lo ven
como bicho raro, del cual hay que mofarse, hacerle una especie de bullying del
viejo oeste.
Ni los empelota, un hombre como el no tiene que demostrarle
nada a nadie, solo a si mismo.
Es así, como en solitario asumirá los retos y
domará al Viejo Trueno, jamelgo famoso por su turbulencia, y que sirve de broma a los recién llegados, también le
aplicara su tanderil forte a Charston Heston (el capataz Leach, mas pesado que
submarino a remos, bien encarnado por un actor de gran nivel, que ha sabido ser Moises, desatando
plagas en Egipto, Ben Hur en las Galeras, Miguel Angel en La agonía y el éxtasis
y hasta EL Cid Campeador y al final se quedara con la mejor hembrita que no es
la chinchosa hija del ranchero, sino la bella Jean Simmons, la maestrita de
cabello negro y ojitos claros, linda y dueña del territorio de la discordia ya
que en sus aguas cercanas se esta permitido que beba el ganado de cualquiera. Gregory
dará una catedra, a todos con su actitud de tranquilidad y equilibrio.
Incluso a un notable Chuck Connors , ranchero malcriado e
insoportable, cuyo propio padre, un monumental Burt Ives (gano el Oscar por este
papel) pondrá en vereda, liquidándolo cuando trata de matar a MacCay a traición.
Luego se batirá en un duelo a muerte con el Mayor Terril en
el paso del Cerro Blanco dando por finalizada con sus muertes una rencilla de
antología.
Tremenda cinta que nos devuelve la fe en el 7mo arte.
Gran
trabajo en la dirección de Willliam Whyler, gran banda sonora (de esas que enaltecen los sentimientos en la película) y un cuadro de actores que ahora
Hollywood no nos puede ni podrá dar nunca mas.
Vean Los miserables, saquen sus conclusiones pero si no han
visto, vean Horizontes de Grandeza, con Gregory Peck, de este cine ya no se
hace, ni se volverá a hacer.Y porque para llegar a la grandeza tan solo se necesita estar en paz con uno mismo.
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