miércoles, 4 de septiembre de 2013

NUNCA MIRO PARA BAJO





No mires para abajo, es una demostración más del gran talento del realizador argentino Eliseo Subiela cuyo cine no es apto para todo público. Digamos que es un cine para mas allá de los limites convencionales y comerciales.
Con el slogan provocador, de "para hacer el amor como Dios manda" Subiela construye una bella historia de amor con el sublime aprendizaje de la piel, la exploración del poder de los sentidos y del placer.  
Eloy, trabaja en el negocio familiar repartiendo lapidas y trabajos esculturales de mármol para el cementerio vecino. También hace de empanada de carne suave (disfrazado en las calles) para promocionar una panadería que las fabrica. A la muerte de su padre, le sobreviene una rara enfermedad de sonambulismo por el cual camina dormido hasta que cae -por azar- por una ventana del techo cercano en la cama de Elvira. 
La relación entre ambos empieza a desarrollarse con una Elvira magistral que ilustra a Eloy en las aptitudes de la práctica del buen amor. Se trata de aprender a ser el mejor amante de Buenos Aires. 
No lances tu energía, porque la meta es ir aumentado el numero de penetraciones sin eyacular, hasta que en un numero que sobrepasa los setenta enviones, Eloy se siente transportadao y visualiza , la plaza Elvira de Sevilla, luego verá Montevideo, Valparaiso, Barcelona. El placer libera la mente hasta convertirla en una nave espacial qiue transporta a Eloy a otras ciudades lejanas antes de liberar su energía cristica.
La película que trata mayormente sobre sexo, es delicada y nos regala una hermosa fotografía, matizada con la poesía y la lírica de Subiela que llega a niveles de realismo mágico realmente extraordinario.
Eloy, por ejemplo es capaz de ver a los muertos sentados en la pared del cementerio, repitiendo un gesto como si fuera algun tic nervioso, camina sobre zancos y alcanza la copa de los arboles, a los que abraza, encuentra a otra sonambula, (amante de su padre), la ferretera del barrio, y recuerda cuando su padre quema las cartas del amor prohibido y la casa se llena con las voces de las  frases entrecortadas escritas por los amantes, Subiela saber ser mágico. Subiela nos muestra el camino de su visión con talento. 
La palabra peligrosa siempre será quédate, decirselo a alguien que amas en libertad, pedirle que no se vaya,  lo que resulta imposible para Elvira que tiene que partir de regreso a Barcelona, ella le dirá, ni yo me voy ni tu te quedas, lo cual siempre es verdad entre la gente que se ama en serio.  
Encontrándose Eloy, al final, con el fantasma de su padre en un café, éste le dirá como consejo final: por mas adioses que vivas, eso nunca te impedirá amar, y es cierto, porque en el eros -por mas sociedad hipócrita y manipulación inconsciente- lo que subyace es la vida misma levantándose a burlar la rutina desapasionada que nos trae la muerte. 
Otra película de Subiela dispuesta a hacerlos pensar. ¿Se atreven, a seguir buscando a la mujer que vuele?
Subiela los espera para enseñarles qué hacer cuando por fin la encuentren. 

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