martes, 20 de agosto de 2013

TODAVÍA MUY LEJOS DE LA GRAN OBRA









Leí el Gran Gatsby de Fitzgerald  alentado por la visión de la película "Amada infidelidad" (que protagonizaron Gregory Peck y Deborah Kerr) y que relata los últimos días del gran escritor, recuperado del alcoholismo y la vida parrandera que acompañaron a el y a su esposa Zelda, la que terminaría su vida en una clínica de reposo luego de sus juergueras experiencias.
Después,  vi la versión con Robert Redford que fue alabada por el dramaturgo Tenessee William pero que sin embargo (y sin que me quepa la menor duda) encuentro superada por la intención de esta nueva versión, que al final se disparata en anacronismos musicales y en la  falta de prestancia para la interpretación de los personajes que en el remate no cuajan por la obvia poca destreza de su director. 
Reconozco que Di Caprio cumple y con su habitual profesionalismo se sobrepone al juego de imágenes que pretende acompañar al personaje  cuando se  intenta mostrar la opulencia de la situación. Cuando aparece, y con los fuegos artificiales detras me parece El castillo de Disneylandia. 
Tobi Maguirre como Nick Carroway está fatal al intentar ir  poniendo cara de sorpresa durante todo el filme. El es la voz del libro, la del observador participante que Fiztgerald tomo prestado de Conrad. 
De lo enunciado es inevitable referirnos al hecho de que se trata de un libro realmente hermoso y que constituye el mejor retrato de la generación atrapada entre dos guerras, del sueño de la opulencia que nos lleve a esos  "futuros orgiásticos", de las reglas elitistas y exclusivistas de los herederos del poder.
Gatsby quiere recuperar el amor que no pudo conquistar (por su pobreza haciendo) gala de contar con la fortuna de un magnate (de oscuro origen), aunque eso no sea suficiente en el muy discriminadora alta sociedad americana, con la que se ha atado la chica a la que ama. Ella es esposa de un Buchanam. 
Los ricos de Fitzferald son déspotas, convenencieros, no tienen la fuerza para pelear por sus sueños, se acomodarán tarde o temprano a los que son como ellos. Gatsby no tiene posibilidad de lograr nada ante la fragilidad por la que transcurren quienes se atan a interés y convenciones sociales. 
Al final, muerto y olvidado no es recordado ni por quienes vivian en la pompa de sus fiestas y solo el narrador nos lo restregara en la cara como el sutil ejemplo de excesivos optimismos. 
Recomiendo que lean ( o relean el libro) y vean estas películas, la versión de Leonardo Di Caprio que ha sido estrenada este año, la de Robert Redford, y si es posible Amada Infidelidad con un Peck sobrenatural.
El Director Baz Luhrmann no se priva de la grandilocuencia con la que la ha pirrado en otros filmes., sin embargo, la película cumple, sin siquiera acercarse a la magnificencia de la obra literaria.

HDP 

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